Lectura Recomendada

En un esfuerzo por cambiar de temas (política, economía, evolución) y en el afán de cumplir con una responsabilidad escolar, esta tarde me dediqué a leer el Lazarillo de Tormes, fruto de la vida de algún anónimo.
Lo hice con desgano y como única alternativa para nuevos horizontes mentales (este fin de semana, When Work Disappears, a pesar de ser excelente ya me empieza a dar jartera). Además, la literatura española no me cae muy bien, en especial por el Cantar de Mío Cid, cuyo valor es innegable, pero su afición por mostrar al héroe invencible e incorruptible, guiado por sus románticos valores, me parece similar a las fábulas y los cuentos contados por las abuelitas moralistas. Pero en fin, me aventuré.

Vale la pena recordar (y reconocer) que lo hice con total ignorancia respecto al contenido de la vida mundana de Lázaro de Tormes, pensando que era algo parecido a la gesta que habla de Díaz de Vivar y sus maravillosas hazañas matando árabes: Al contrario, es exactamente lo distinto a este último caballero. Como lo definen en un apartado de la edición de la Editorial Norma (que posee al reverso una introducción que vale la pena leer), un pícaro, como Lázaro, es un caballero, como Díaz de Vívar, reversado.
Es una pequeña obra que muestra las realidades del pueblo español, más allá de los aires de grandeza y nacionalismo desaforado que suelen surgir al leer las hazañas bárbaras del Mío Cid.
Y bueno, como en El Olvido que seremos, me gusta es eso: Que el relato es de hombres de carne y hueso, más que de grandes hombres de metal con los despreciables valores de antaño.

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