La caída de la economía del secuestro: Una explicación microeconómica.

El estudio de la economía criminal es un fenómeno relativamente reciente pues sólo fue hace cuatro décadas que Gary Becker inició, por accidente, una reflexión sobre las motivaciones racionales de los individuos que violan la ley. De esta forma y a pesar de la juventud de esta rama de la ciencia económica, se han desarrollado numerosos estudios que buscan responder, desde una perspectiva de costes y beneficios, por qué las personas deciden tomar decisiones y ejecutar acciones que son socialmente indeseables. Este ensayo, siguiendo esta línea de análisis y utilizando las herramientas aprendidas durante el semestre, pretende dar explicaciones a la fuerte caída en el número de secuestros extorsivos perpetrados en Colombia durante la última década y, adicionalmente, al desplome en los pagos medios efectuados a los secuestradores para devolver a la libertad a un cautivo.[1]

El número de secuestros reportados a las autoridades colombianas se contrajo dramáticamente en la última década. Según el Ministerio de Defensa (2011), en 1999 fueron recibidos 3204 reportes de casos de privaciones de la libertad, de los cuales 2587 tenían fines extorsivos –es decir, que hay una expectativa de remuneración explícita por parte de los captores- . Mientras tanto, en 2010 los guarismos fueron, respectivamente, 282 y 188, lo que implica que hubo una reducción de 91,2% en el número total de raptos y del 92,8% en los ilícitos con un claro objetivo de ganancias monetarias. Adicionalmente, según la Policía Nacional de Colombia (2010) y Briggs (2002) el pago promedio pactado para finalizar un cautiverio pasó de aproximadamente $365.797.771[2] en 1999 a $272.247.619 en 2007. Entonces, conociendo estas espectaculares variaciones, ¿existe algún aporte de la teoría microeconómica para ayudar a entender estos fenómenos? La respuesta a este interrogante es afirmativa: Como se mostrará en los párrafos subsiguientes, el cambio en el número de secuestrados y el precio promedio de las transacciones puede interpretarse como el resultado de transformaciones en la demanda, asociados a la mejora de un sustituto gratuito al proceso de negociación por libertad, y modificaciones en la configuración de costos de los captores, derivadas de las pérdidas masivas de territorio en los últimos años que destruyeron economías de escala.

La demanda: La mejora de un sustituto.


Según el Banco Mundial (2010), la percepción de los individuos sobre la efectividad del gobierno de Colombia para hacer el efectivo el imperio de la ley en el territorio nacional ha mejorado sustancialmente en la última década. De esta forma, la calificación que ha recibido el país ha pasado de -0.93 en el 2000 a -0.33 en el 2010, siendo -2.5 la menor evaluación posible y 2.5 la más alta. Existe cierto consenso relativo a que esta mejora se debe al fortalecimiento de las capacidades de la Fuerza Pública y su capacidad para desarrollar operaciones sofisticadas contra actores violentos con poderosas chequeras y un know how perfeccionado por varios años (Ortiz, 2011). Esta mejora cualitativa en la forma en que se combate a los violentos –y la correspondiente percepción ciudadana de que eso efectivamente sucede en la práctica- ha permitido que los interesados en negociar la libertad de un individuo tengan una alternativa cada vez más viable para terminar con el cautiverio de una persona: El rescate[3]Este cambio en las preferencias tuvo como consecuencia que, dada la mejora en la calidad (se volvió una alternativa menos riesgosa) de ese sustituto gratuito, la demanda a la que se enfrentan los raptores se contrajo y, consecuentemente, la disponibilidad a pagar de los consumidores cayó, lo que redujo el poder de negociación de los secuestradores, su poder de mercado y, eventualmente, las entradas que podrían obtener al convenir una suma para efectuar una transacción. A su vez, y asumiendo una estructura de costos constante, esto implica que los captores estarían dispuestos a colocar menos unidades en el mercado –es decir, efectuar menos secuestros en el mediano plazo- pues su ingreso marginal sería más pequeño.

La estructura de costos.


Según Briggs (2001), la carencia de control territorial por parte del Estado es una variable relevante para que el secuestro prospere como negocio puesto que es indispensable para que las organizaciones criminales puedan construir redes e infraestructura que les permitan tener holgura en sus operaciones y, al final del día, tener poder de negociación a la hora de pactar algún trato con individuos interesados en la libertad de un cautivo. En Colombia, y como se mencionó brevemente en el apartado anterior, este problema ha venido disminuyendo en la última década. De esta manera, según el Ministerio de Defensa, el ataque a poblaciones –un termómetro aceptable de qué tanto control tiene el Gobierno sobre el territorio nacional- pasó de 85 en el año 2000 a 1 en 2010. Este hecho de fondo tuvo implicaciones relevantes para estos empresarios del crimen pues las estructuras que habían soportado el negocio se vieron afectadas de forma notable: En una afamada crónica sobre el secuestro en Colombia publicada en la revista de The New York Times, Semple (2001) relata cómo las FARC habían logrado construir una organización tan maquiavélica como milimétrica para manejar el negocio del secuestro desde el páramo del Sumapaz. Hoy en día, no sobra recordarlo, en esa misma región existe un Batallón de Alta Montaña del Ejército Nacional. 

En términos generales, la destrucción de las redes y la infraestructura que los señores del secuestro habían construido se tradujo en un aumento en los costes marginales que se deben asumir para privar de la libertad a alguien pues ya no sólo era mucho más riesgoso de efectuar –con el progreso del control territorial, el número de capturados con cargos de secuestro llegó a 694 en 2009 (Policía Nacional de Colombia, 2010)-, sino más costoso de realizar y sostener pues los arreglos organizacionales (las tecnologías de producción, podríamos llamarlas también con un poco de cinismo) –como la Oficina del Secuestro de las FARC en el Sumapaz- que permitían quitarle la libertad a más individuos sin mayor preocupación por el lugar en el que se deberían pernoctar o por lo que iban a recibir para subsistir –es decir, economías de escala- desaparecieron. Esto implica que, asumiendo una curva de ingresos marginales invariada y dado el incremento en los costes marginales, los captores estarían dispuestos a colocar menos unidades en el mercado que en la situación anterior. 

Conclusión

Según Caplan (2010), los secuestradores secuestran por que los beneficios exceden los costos de hacerlo. Y para enfrentar el problema sólo hace falta hacer un par de cosas: Disminuir los ingresos y aumentar los costes, para reducir las utilidades. Como vimos en este artículo, nuestro país ha logrado hacer ambas cosas, permitiendo que los captores pierdan poder de negociación –y eventualmente ingresos- y haciendo más difícil la labor de secuestrar, impulsando hacia arriba los costos de hacerlo. Y en buena hora sucedió, pues ya Colombia no sólo era tristemente célebre por convertirse en la mayor nación exportadora de cocaína, sino también por haber engendrado la industria del secuestro más eficiente del planeta. Afortunadamente, y por las leyes de oferta y demanda, uno de esos dos títulos ya es historia. 


Referencias 


Banco Mundial. (2010). Worldwide Governance Indicators 2010 (Rep.). Consultado en Noviembre 23, 2011, en http://info.worldbank.org/governance/wgi/pdf/wgidataset.xls


Briggs, R. (2001). A Rational Problem with Rational Causes. En The kidnapping business. Consultado en Noviembre 23, 2011, en http://fpc.org.uk/fsblob/46.pdf


Briggs, R. (2002, July 1). Hostage Inc. Foreign Policy. Consultado Noviembre 23, 2011, en http://www.foreignpolicy.com/articles/2002/07/01/prime_numbers_hostage_inc?page=0,0


Caplan, B. (2010, June 29). The Strange Political Economy of Kidnapping [post de blog]. Consultado en Noviembre 23, 2011, en http://econlog.econlib.org/archives/2010/06/the_strange_pol.html


Ministerio de Defensa. (2011, June). Avance de la Política de Defensa y Seguridad. Ministerio De Defensa. Consultado en Noviembre 23, 2011, en http://www.mindefensa.gov.co/irj/go/km/docs/Mindefensa/Documentos/descargas/estudios%20sectoriales/info_estadistica/Avance%20de%20la%20Politica%20de%20Defensa%20y%20Seguridad.xls


Ortiz, R. D. (2011, Agosto 13). Una "tercera fase" contra las Farc | ELESPECTADOR.COM. Noticias | ELESPECTADOR.COM. Consultado en Noviembre 23, 2011, en http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articulo-291702-una-tercera-fase-contra-farc


Policía Nacional de Colombia. (2010). Tercer Año de Gestión: 2009-2010 (Rep.). Consultado en Noviembre 23, 2011, en el sitio web de la Policía Nacional de Colombia: http://www.policia.gov.co/portal/page/portal/INSTITUCION/balance_gestion/Balance%20de%20Gesti%F3n%202009-2010.pdf


Semple, K. (2001, June 03). The Kidnapping Economy in Colombia - NYTimes.com. The New York Times - Breaking News, World News & Multimedia. Consultado en Noviembre 23, 2011, en http://www.nytimes.com/2001/06/03/magazine/03KIDNAPPING.html?scp=1


[1] Para lograr el objetivo de este artículo, se ha asumido que la industria del secuestro tiene una estructura de funcionamiento productiva propia de un monopolio que discrimina perfectamente precios pues hay dos elementos analíticos que permiten pensar que es razonable suponerlo: En primer lugar, una vez una persona es retenida, inclusive teniendo en cuenta los recientes avances de las ciencias genéticas, es complicado encontrar una persona que suplante, exactamente, todas las funciones sociales del individuo que perdió la libertad. Esto implica que no pueden existir más ofertantes que aquellos que retuvieron al cautivo por primera vez. Y, en segunda instancia, existe un proceso de negociación donde los captores intentan explotar la máxima disponibilidad a pagar de los interesados en que el secuestrado sea liberado.

[2] Pesos constantes de 2007. Las series provienen de fuentes diferentes pero su comparación contribuye, grosso modo, a generar una noción sobre lo que ha sucedido con el precio de la transacción promedio.

[3] Según el Ministerio de Defensa (2011) en 1999 por cada 100 secuestros se efectuaban 15, 51 rescates mientras que 2010 esa cifra fue exactamente del 35,46.

5 comentarios:

juan francisco muñoz dijo...

Muy bueno. Pero, a qué te refieres con los ingresos marginales?

Nicolas Valderrama dijo...

Se refiere a los ingresos que recibirían los secuestradores por un secuestro mas en el mediano plazo.

Nicolas Valderrama dijo...

Y lo que quiere con esto es mostrar que los ingresos para los secuestradores cada vez son menores como lo muestra la tendencia, al enfrentarse a una demanda con pendiente negativa,

Luis F. Jaramillo Q. dijo...
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Luis F. Jaramillo Q. dijo...

Juan Francisco,

El ingreso marginal es el ingreso adicional que un productor obtiene por poner una unidad más en el mercado. Un ejemplo: Yo vendo dulces y los vendo a $500 cada uno. El ingreso total que percibo por vender 2 dulces es $1000, pero el ingreso marginal de la segunda unidad es $500. Es un concepto útil pues permite, junto a los "costos marginales", encontrar cuáles son las decisiones óptimas de las firmas y analizar cómo cambian esos óptimos al modificarse los componentes de ingresos y costos, que fue lo que hice en el ensayo.