Libre comercio e igualdad

Esta semana estábamos en clase de Trigonometría viendo un nuevo tema en el cual es casi obligatorio usar calculadora. Sin entrar a detallar sobre el tema, que se pone mejor todos los días, quiero postrar un par de cosas que mi profesor nos contó:

“Ustedes ahora son muy afortunados porque pueden acceder sin ningún problema a una calculadora: La pueden encontrar en cualquier esquina y a precios muy baratos. Este tema va a ser muy fácil porque prácticamente todo lo va a hacer la máquina. Ustedes después aprenderán porque dá lo que dá en la pantalla del aparato.

Antes era muy distinto (…). A uno le tocaba cargar con un libro que decía el resultado de muchas razones trigonométricas de distintos ángulos. Los que podían hacer eso sin ese libro, que era muy grande, era porque tenían calculadora. Y si tenían calculadora, era porque habían ido a Miami… Y como uno no podía ir a Miami...”

¿Curiosa la historia, no les parece? A mí por lo menos me pareció cómica. Pero después (cuando empezaron a explicar una parte importante del tema!) me puse a pensar y analizar el cuento. Y encontré una conclusión, que ya la identificarán.

Prácticamente, el mundo en el cual mi profesor se movía, parecía una dualidad: Los que tenían (calculadora) y los que no (calculadora). El contexto es más o menos, 1970-1975, cuando teníamos una fuerte política de aislacionismo económico.
El caso ilustra la problemática que surge cuando hay una excesiva regulación por parte del gobierno respecto al comercio: El precio de algunos productos se puede elevar tanto que dentro del territorio no se consigue (o se consigue sólo en partes de mucha exclusividad y a precios muy altos) y sólo las personas que pueden pagar un pasaje aéreo y salir e ir al paraíso del capitalismo (Estados Unidos, no Miami… que es una especie de tropi-capitalismo) pueden acceder a ellos. Entonces, sólo pueden poseer esos productos las personas de más altos ingresos; los pobres, no. Y la clase media tampoco, porque no existe clase media. Existen los que pueden y los que no.

En últimas, el comercio libre (o por lo menos uno más libre) puede ayudar a aliviar la desigualdad. Así sea solo la material.

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