Lectura comentada

Esta ha sido una semana particularmente movida en el ámbito político y judicial. Los columnistas se han desbordado en tinta. Todos los días hay nuevos políticos investigados y el Gobierno y la Corte no paran de pelear. Como siempre, en momentos de crisis, aparecen bufones morales y sensatos desgarrados: Los unos, como el glorioso Partido Liberal, atacando el clientelismo que han ejercido durante centurias. Los otros, como Rudolf Hommes, hablan sin pelos en la lengua y nos ayudan a ilustrar nuestras terribles verdades. Bárbaro, pero cierto.
En todo caso, hay una columna que quisiera comentar de manera rápida, porque difiere de los dos prototipos de arriba: Es la de Héctor Abad Faciolince, una pesona que sufre de excesiva buena voluntad.

• Tan podrido está, que si hoy convocaran de nuevo a elecciones parlamentarias, unos electores mantenidos en la miseria y en la ignorancia, (1) un pueblo intimidado o dispuesto a vender su voto, volvería a elegir a estos mismos congresistas presos. (2)La solución no es cambiar las normas (la silla vacía), ni la revocatoria, ni la reforma política, ni otra constituyente ni un nuevo tribunal que reemplace a la Corte. La única solución es apoyar y dejar actuar a la justicia, para que absuelva o condene basada en estrictos criterios jurídicos, con las leyes vigentes y con la Constitución que tenemos, que son suficientes. (3) Una manía colombiana es cambiar las leyes cada vez que hay una crisis. Como vivimos en crisis, se cambian la Constitución y las leyes en cada legislatura. Si queremos estabilidad, tendríamos que empezar por la estabilidad jurídica.

Comentarios (el número en paréntesis corresponde al número en la viñeta):

1. Estoy de acuerdo. La gente, creo yo, ha aceptado ya el clientelismo en la vida cotidiana. Todos sabemos que si gana X político, sus seguidores le van a estar cobrando lo que hicieron por él en la campaña política. El problema no es la gente: Es la falta de oportunidades en muchos lugares de Colombia donde el único empleador es el Estado y las personas dependen mucho de él. Entonces, toda la presión se va en las elecciones y después en los cargos que los ganadores puedan repartir.
2. Estoy de acuerdo en la primera parte, cuando habla de que no hay necesidad de cambiar normas. Sin embargo, soy escéptico frente a que la única solución sea dejar actuar libremente a la justicia, por i) La Corte, al parecer, no ha sido totalmente objetiva. Ha empezado una especie de lucha contra el Gobierno, que puede ser muy peligrosa para nuestra democracia. Peor que el clientelismo y la corrupción, para una democracia, es la existencia de jueces sin objetividad. De personas que tienen en manos el destino de un país y, antes de juzgar, ya tienen sacadas las conclusiones. Y ii) Atacar las consecuencias y no las causas del problema (falta de presencia estatal y libertad para hacer rentismo), sólo termina con fenómenos pasajeros y actuales, como la parapolítica, pero no con el problema a largo plazo como tal, es decir, clientelismo, corrupción y asesinatos.
   
3. De acuerdo. Coherente con esto.