Sobre el rescate...

Toda la semana hemos escuchado por medios nacionales e internacionales la propuesta de rescate financiero de $700.000 millones de dólares del gobierno de los Estados Unidos para salvar de una catástrofe a Wall Street.

En general, hay dos mensajes para los políticos que tienen en sus manos la decisión de aprobar, rechazar o modificar el Plan de Henry Paulson para darle un respiro al sistema financiero:


  1. Hazlo. Si no lo haces, el sistema financiero colapsará.
  2. No lo hagas. Es inmoral que los contribuyentes paguen las aventuras de los CEO's. Además, esto puede financiar la toma de riesgo excesivo más adelante, pues el mensaje es: Aquí está el gobierno, te salvaremos de cualquier manera...
Es un dilema difícil, pues ambas opciones dialécticas tienen algo de razón o de lógica. En este tipo de situaciones, donde los ahorros y la riqueza de millones de personas están en riesgo, no caben los idealismos. Sólo hay lugar para el pragmatismo. Por eso es que me inclino por la primera opción, pues a pesar de que va a solucionar ninguno de los posibles causantes de la actual crisis (el problema de las hipotecas, la insolvencia de muchas empresas del sector financiero, etc...), le va a dar cierto respiro que el mercado, ahora tan tribulado, necesita. La discusión que debe seguir es sobre la forma de invertir esos 700.000 millones de dólares, de tal manera que el patrimonio de los contribuyentes estadounidenses no se vea muy afectado. Y tal parece que el asunto va en la dirección correcta, pues los casi todos los sectores de opinión están haciendo propuestas constructivas al respecto. Eso está bien, y es el primer paso para seguir con algunas reformas que pueden hacer más efectiva la regulación financiera en los Estados Unidos y que pueden suavizar los efectos de posibles crisis en el futuro, aunque no las crisis como tal (ver aquí, pararle bolas a Niall Ferguson  y aquí .)

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