Tribulaciones Plantillisticas y más...

Perdí la cuenta del número de veces que he cambiado la apariencia de mi blog este año. Han desfilado por mis ojos, y por el de los pocos seguidores que tengo, una buena cantidad de diseños web. Unos impregnados de artilugios llamados gadgets, otros con artificios artísticos y simpleza tecnológica. De cualquier manera, y a pesar de que la experiencia del pasado, siempre afirmando que espera ser la última vez, como el borracho con su perpetua promesa de dejar el licor,  no es muy halagadora y mucho menos prometedora en este sentido, sigo confiado en que esta sea la última en un buen tiempo, pues las anteriores fueron encontradas en búsquedas de horas y horas, y seleccionadas, tal vez, como un puente hasta encontrar la siguiente imágen semi-descrestante. O  como un consuelo para no echar a la basura tanto tiempo. Pero esta ha sido diferente, especialmente porque me llamó la atención sin estarla buscando. Además, esa postura quebrada, medio mundana y poco recta habla mucho de lo que pienso de la vida y de todo en lo que el hombre tiene injerencia. Sin mencionar, por supuesto, la corbata desarreglada, que es como una especie de renuncia a lo perfecto, a lo utópico y una aceptación definitiva de nuestras fallas, de nuestro lado humano y lo importante que es comprender eso para cambiar lo que atormenta nuestra existencia.

Y también, le he cambiado el nombre al blog. Ya no es el clásico Luis Felipe Jaramillo Q., sino El Blog del cabezón. Lo hice para que tuviera cierta coherencia con el muñeco que está parado a mi derecha (-->). Pero además, significa una aceptación de que soy un cabezón: A veces soy terco, inclusive de mis premisas pragmáticas. Y también, es reconocer que soy de esos que los se hacen llamar vivos, llaman pendejos o bobos. Pero la intención no es iniciar un ejercicio de autosuperación con un "el primer paso es aceptarlo" para dejar el club de pendejos. Es, inclusive, una reconfirmación de mi membresía premier en la sociedad de los bobos. No tanto por los argumentos con tufo moralista de Vargas Llosa: "Ojalá el Perú estuviera lleno de pendejos y no de vivos". Sino por un motivo mucho más bajo, mundano y hasta sensato: Los pocos pesos que los vivos se ganan por cuenta de nuestra pendejada y por los que se jactan, son sólo nueces en nuestras billeteras. Tan livianas que ni siquiera las sentimos. Y tan leves que en cuestión de minutos la podemos recuperar. Simple el juego...

1 comentario:

Skeptical Pony dijo...

Me siento rara D:, pero es mas fácil de leer y se ve mejor estéticamente.
Lo unico que me desagrada es el titulo, pero eso no importa.
Suerte a ti y a tu amiguito