Napoleón y la guerra en "La Guerra y la Paz" de León Tolstoy.

León Tolstoi en su novela ‘‘La guerra y la paz’’ retrata de un modo muy completo y expresivo la visión de una Rusia que en su tiempo venció al ejercito de Napoleón Bonaparte. La intención de este ensayo es la de estructurar una noción sobre las distintas percepciones en torno a dos elementos claves en el desarrollo de la obra de Tolstoi. El análisis se centra partiendo de la estructura social imperante en esa época y tiene en este escrito como protagonista a la nobleza de entonces. Estos elementos corresponden la guerra y a Napoleón Bonaparte (Emperador de Francia) como tal.
Antes de interiorizar en los distintos puntos de percepción presentes en la novela es de suma importancia resaltar la prevalencia de la guerra como fenómeno humano y cómo esta ha esculpido de manera preponderante la historia de la humanidad.
Guerra tras guerra el hombre ha incursionado a través del desarrollo de la misma perfeccionando y creando instrumentos, herramientas, métodos etc. que con el tiempo se han incorporado en la vida diaria y que después de un periodo relativamente corto han adquirido un carácter indispensable. La guerra vista como un fenómeno destructivo y desolador presupone una percepción realista de dicha manifestación de los deseos del hombre por conquistar, adquirir poder y expandir un dominio determinado a través de la fuerza. Muchos escritores pensadores y periodistas a lo largo de la historia se han referido este lado destructor de la guerra. Arturo Pérez-Reverte, escritor y periodista español se refiere a la guerra como “Barro, sangre y mierda. Eso era la guerra, eso era todo, Santo Dios. Eso era todo.”; una percepción trágica de dicho fenómeno. Otros como Jean Paul Sartre; filosofo y escritor francés han afirmado que “Cuando los ricos hacen la guerra, son los pobres los que mueren.” brindando una percepción clasista, excluyente y elitista de dicho fenómeno dejando a aquella parte numerosa de la población –la humilde- como la más afectada y a sus líderes (reyes, emperadores, presidentes, primeros ministros, la burguesía etc.) como gestores de los conflictos pero no como principales víctimas de estos. Cayo Mario; político y militar romano afirmó ‘‘Con el ruido de la guerra no oigo el de las leyes’’ resaltando una realidad en donde todas aquellas acciones durante los enfrentamientos bélicos no respetan las leyes con el pretexto de concretar un bien mayor o un impulso para el progreso.

Retomando a Tolstoi y a su novela “La Guerra y La Paz” nos damos cuenta que en torno al fenómeno de la guerra sus personajes adquieren distintas percepciones en torno a cómo esta los afecta a ellos como individuos y a su clase social –la nobleza- como un conjunto. En el contexto individual son palpables algunas condiciones prácticas del hecho de integrarse a la guerra; se aprecia en la novela como Pedro le pregunta al príncipe Andrés “¿por qué va usted a la guerra?” y este le contesta “¿Por qué? No lo sé. Es necesario. Además, voy porque… (…) Voy porque la vida que llevo aquí, esta vida, no me satisface” . Lo anterior representa esa percepción práctica, de manera que el personaje no ve en su ingreso a esta como una manera de contribuir con la causa en pro de la defensa de la colectividad como tal, sino que encuentra en dicha manifestación bélica una excusa para evadir y de algún modo huir de esa realidad que lo agobia y de la cual precisa necesita salir.

Otra percepción en torno a la guerra se aprecia en Pedro; el cual rechaza efusivamente su participación en dicho conflicto, no porque no desee entrar y confrontar en defensa de su patria, si no que se rehúsa a enfrentar a lo que él considera es el hombre más grande que ha habido en el mundo. “estamos en guerra contra Napoleón. Si fuese a la guerra por la libertad, lo comprendería y sería el primero en ingresar en el ejército. Pero ayudar a Inglaterra y a Austria contra el hombre más grande que ha habido en el mundo…, no me parece bien.” Evidentemente el personaje mantiene un conflicto en torno a la percepción de la guerra presente en los demás y en torno a la figura de Napoleón Bonaparte; en su mayoría los nobles rechazan la figura del emperador Francés. Ana Pavlovna en particular resalta que “Los soberanos del mundo ya no pueden soportar mas a este hombre que todo lo amenaza” refiriéndose a la expansión de los ideales de Napoleónicos no solo en Francia si no en toda Europa.

La figura de Napoleón Bonaparte encuentra entre los nobles posiciones encontradas a favor y en contra; principalmente es Pedro quien aboga a favor de los ideales napoleónicos al dar razones de su grandeza por haberse “impuesto por encima de la revolución, de la cual ha reprimido los abusos y ha conservado todo lo que tenia de bueno: la igualdad de los ciudadanos, la libertad de la palabra y prensa, y solamente por esto ha conquistado el poder.” Resaltando que el emperador había sabido comprender la revolución venciéndola y que por haber contribuido a ese bien común no podía desviar su sendero ante la vida de un hombre; justificando de esta manera las matanzas y conflictos derivados de su mandato.

Contrario a Pedro encontramos la posición del Vizconde quien reprocha a este por el calificativo de “Gran hombre” al refutar que si Napoleón “hubiera conseguido el poder sin valerse del asesinato y lo hubiese devuelto al rey legítimo, entonces sí se le habría reconocido como un gran hombre” . Se aprecia de esta manera el desprecio por parte de un sector de la nobleza ante los deseos de Napoleón.

En la novela se aprecian además desfiguraciones de los ideales del emperador Francés reenfocando sus pensamientos en contra de lo que idealmente pretenden pero que en la realidad y la práctica no significan nada más que palabras. El Vizconde por ejemplo recuerda la Libertad e igualdad predicadas por Bonaparte como “grandes palabras comprometidas desde hace mucho tiempo. ¿Quién no ama la igualdad y la libertad? El Salvador ya las predicaba. Por ventura, ¿han sido los hombres más felices después de la Revolución? Al contrario, nosotros hemos querido la libertad y Bonaparte la ha destruido.” Definiendo a si a estos ideales como pretextos para su tiranía.

En la obra de Tolstoi en pocas palabras se distinguen percepciones de la guerra por parte de la nobleza y al mismo tiempo percepciones en torno a Napoleón Bonaparte que muchas veces cuestionan la procedencia de ese espíritu nacional unitario que debe imperar en una sociedad civilizada. Es de suma importancia resaltar el hecho que en esta novela el autor coloca a la nobleza como critica del conflicto y como critica del hombre detrás de este, pero de una manera u otra a su vez la muestra como un grupo campante acostumbrado a su estatus dispuesta a defender no su nación si no su lugar en la misma.

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