Ironías Verdes

Yo voto por Mockus porque creo que sabe lo que toca hacer. En parte, continuar con políticas del gobierno Uribe, y en parte generar reformas progresivas que son posibles con el congreso y las instituciones que se tienen. Pero lo que no sé es si muchas personas entienden lo que él dice.
Dentro de esta fauna de simpatizantes y electores uno encuentra las más caprichosas combinaciones. Estas combinaciones son de lo más interesantes. Para mí, simplemente, muestran la torpeza del altruismo. La tendencia ciega a querer tener causas abstractas. El fracaso inevitable y casi anunciado en seguirlas al largo plazo.
Hace 4 años Mockus decía exactamente lo mismo que dice ahora. En ese entonces los simpatizantes del Polo lo despreciaban profundamente por sus duras críticas a la izquierda. Hace 4 años el Polo era considerado el fenómeno de política de “opinión”, aunque realmente siempre lo fue Uribe. Ahora, los simpatizantes del Polo que se pasaron a los Verdes ni siquiera lo escuchan en sus duras críticas a la izquierda, siendo que Mockus no pierde oportunidad para resaltar el error de la izquierda para entender la política pública y aceptar un mundo económico. Pero si le preguntas a alguien antes del Polo que ahora es Verde, el porqué del cambio, seguro te va a afirmar que Mockus sí va a llevar a cabo los cambios “estructurales” de los que habla la izquierda. Defienden lo que su mismo candidato cuestiona.
Hace 4 años la mayoría de los colombianos miraban con indiferencia la reelección de Uribe. El caso, es que sentir como injustas las condiciones de la reelección no era posible para las mayorías, porque simplemente no tenían la menor posibilidad de opinar ante otros y ver los cambios en la opinión de los demás conforme ellos mismos opinaban. Ahora, el Facebook y demás redes sociales lo cambiaron todo. Ahora la indignación por las chuzadas del DAS es incomparablemente más grande a la indignación que podía generar el Mockus solitario que se quejaba por la Yidis política. En esa época, eso no tenía impacto en las redes, no se aproximaban las elecciones, no había promesa de “cambio” alguno, no había emoción.
Estos son momentos extraños, en los que la energía de los furibistas y mamertos ha transmutado en Mokertismo, el cual es la tendencia al mamertismo mockusiano, a recitar las auto exigencias morales que Mockus se hace a sí mismo esperando se reflejen en los demás. Algo también curioso es que el modelo social y económico que rescata Mockus, el neoinstitucionalismo y el estudio de la conducta pro-social, es lo más interesante y prometedor en la política contemporánea, pero eso es algo que la mayoría de los Mokertos desconocen completamente. Solo necesitan algo de esta emoción colectiva. Una novedad, una promesa de justicia social ante algo que ni siquiera entienden. Una promesa abstracta de cambio que en cualquier momento puede mutar a más de lo mismo, sobre todo si los lobos han convencido a un despistado Mockus de ser ovejas.
Creo que un problema en Mockus, que los Mokertos tal vez no puedan discutir, es que cree que las acciones colectivas siempre son fruto de argumentos. Pero su propia elección puede demostrar lo contrario. El colectivo, a este nivel, no comparte ningún intercambio claro de ideas o recursos evidenciables, solo comparte la ilusión del altruismo, la conducta autocomplaciente de la superioridad moral, que se agranda como una mareada.

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