Ensayo: Desarrollo sostenible, ventajas y limitaciones en una sociedad globalizada

Desarrollo sostenible, ventajas y limitaciones en una sociedad globalizada

El último lustro ha sido excepcional para el debate medioambiental: Hace 6 años en los libros de globalización más populares se olvidaba hacer referencia al cambio climático y sólo se hacía relato a las fallas de mercado y los alarmantes cambios en la desigualdad salarial. Hoy en día el tema tiene más audiencia, inclusive, en el gobierno de los Estados Unidos, el país más reacio a la firma de tratados de regulación de emisiones y a la propia existencia del calentamiento global. Tal vez esto ha ocurrido principalmente por la agenda que propone del ex-vicepresidente Al Gore con su película An Inconvenient Truth, el desastre del huracán Katrina (cuyo costo para el Gobierno Federal fue de cerca de US$150.000 millones, es decir, 1,5 veces el PIB de Colombia en 2006), el tsunami en Asia-Oceanía y la propia globalización de los medios de comunicación y con ello la información a la que tenemos derecho a recibir como ciudadanos del globo.

A partir de esto ha surgido con más intensidad el debate sobre qué hacer para prevenir que volvamos a cometer los mismos errores que la civilización cometió durante los pasados 2 ó 3 siglos para que las generaciones futuras no tengan preocuparse de lo mismo y puedan concentrarse en lo que les incumbe, a lo que llamamos desarrollo sostenible. Y mucho se ha dicho sobre este. Algunos propiamente han dicho que es una cantaleta de ambientalistas y nada más, aún cuando la evidencia empírica y científica sugiere que algo extraño pasa hoy en día en el planeta azul, además, argumentan que todo lo que sugieren los estudios para tomar acción contra el cambio climático (energías más eficientes, autos más pequeños, etc.…) terminaría por lastimar o por lo menos, ralentizar la economía mundial. Muestra de su ignorancia y de falta de apertura al debate es por ejemplo, cuando el Presidente Bush Padre en un discurso dijo que Al Gore (entonces pre-candidato presidencial por el partido Demócrata) era tan preocupado por el medio ambiente, que los americanos se llenarían de búhos y no tendrían empleos. Lo peor es que Bush ganó y su mandato terminó en una fuerte recesión.Las ventajas del desarrollo sostenible en sí son muchas, empezando porque un manejo adecuado de nuestro entorno nos garantiza que por lo menos tendremos un sitio estable a lo largo del tiempo en cuanto al clima y un sistema responsable en el largo plazo si nos referimos a la flora, fauna y al correcto ciclo de los ecosistemas. En teoría, las ventajas de un método para administrar de manera globalizada el entorno que nos rodea son que estas serían mundialmente compartidas y ejecutadas por todos, según nuestro grado de capacidad para enfrentar los posibles costos que el desarrollo sostenible puede generar, es decir, de una manera equitativa y justa.
Sin embargo, este panorama no llena los requerimientos de muchos políticos, que repito, argumentan que el costo de una sociedad sostenible significaría mucho en pérdida de empleos y crecimiento económico. Y muchos creemos que su visión es de muy de corto plazo. Según la ONU, hacer frente al problema del cambio climático y encaminarnos en dirección de un ambiente más sostenible costaría tan sólo 0,1% del PIB Mundial hasta el 2050 (principalmente por reducción de emisiones, inversiones en eficiencia y nuevos tipos de energía), donde se crearían nuevos empleos de investigación. Además, el valor que se enfrentaría gradualmente hasta el año ya mencionado, es mucho menor al que se debería pagar por cada desastre que se genere (mejor aún, se ahorrarían vidas) y el crecimiento económico que se pierda por las regulaciones ambientales sería poco comparado con la total parada de los medios de producción de un futuro y caótico mundo, donde nos lamentaríamos de no haber actuado antes cuando los costos relativos eran mucho menores para arreglar el problema.
Sin embargo, falta mucha conciencia relativa a los países más desarrollados, quienes tienen la mayor responsabilidad por sus grandes emisiones de gases, que según el sagrado principio de equidad, son los que deberían pagar más, al menos en un mundo de responsabilidades y acciones compartidas.

En conclusión, estamos enfrentados ante dos propuestas que la humanidad debe tomar: El de la acción en cuanto al desarrollo sostenible, con todas las limitaciones y sacrificios que en el futuro cercano significan (autos menos potentes y restricciones en el uso de la energía de cualquier origen) y las ventajas que en el largo plazo esperamos (mejor calidad de vida y un ambiente más sostenible) ó continuar con el actual modelo de hablar y no hacer nada, con todos los placeres que significan para los próximos 15 ó 20 años, pero con repercusiones probablemente irremediables e irreversibles para el resto de la historia.
Allí están, todo está por hacer, sólo la voluntad política de los pueblos y sistemas de gobierno globales más eficientes y justos podrán determinar nuestro futuro de la forma más correcta e inteligente.