Las ventajas de un sistema financiero sano

Prefacio

Esto no es lo típico que publico en este blog. Siempre hablo de política y trato de tocar la economía, pero nunca me he metido de fondo a hablar de esos apasionantes temas, por una razón: pena. Pero de alguna u otra manera, eso tiene que terminar. Como por ejemplo cuando uno, no sé, le tiene miedo a lanzarse a la piscina por primera vez. Y el hecho, es que todo gran nadador ha tenido que pasar por el primer chaparrón. Este creo, será mi primer intento por escribir bien: Con argumentos contundentes y objetividad. Ojalá funcione.
Para probar, voy a asumir por Sistema Financiero, Sistema Financiero Bancario. El Sistema Financiero no Bancario, lo dejaré de lado, sobretodo, porque hay más experiencias y anécdotas relativas al primero, que al segundo y una de las directrices del concurso es que exista cierta coherencia entre vida real y teoría.

El tema no ha sido uno escogido al azar: Hace un par de años el Banco de la República viene haciendo un concurso de ensayos llamado “De la banca escolar a la banca central” en el cuál participan miles de jóvenes e instituciones educativas de nivel medio ó vocacional. Yo he deseado participar en este concurso desde 7 grado, pero como cosa rara, la edad ha sido mi más grande impedimento. Y sólo hasta este año, ya en grado 10, puedo participar. Sin embargo (y como si fuera poco… para aumentar mi frustración) el BanRep no ha publicado nada relativo al concurso este año. Entonces quiero, así sea de manera casi anónima y sin premios (porque este tema fue el del 2007), participar con mi punto de vista. Es, en últimas, una especie de pago de una vieja deuda (sin intereses) conmigo mismo.

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Antes de empezar con la retahíla de bellezas y maravillas que un sistema financiero[1] sano puede traer a la sociedad, me parece imperativo señalar, a grandes rasgos, como sería un verdadero sistema sano.

Vale la pena comenzar por desmentir una de las frases que siempre está en boca de políticos o en el material de mercadeo de las instituciones bancarias o crediticias: Crédito para todos.
Sí, yo sé que suena feo y puede que mi correo electrónico se llene de mensajes con epítetos ofensivos, pero es mejor la sinceridad y la coherencia que los abrazos y las sonrisas basados en mentiras o despropósitos. Antes de comenzar, vale la pena aclarar que negar que sea “para todos” no significa que a la gente de bajos recursos no se le pueda prestar dinero.
En esencia, los bancos no deben entregar efectivo a gente que no puede o no quiere pagar, porque si las entidades se vuelven un cajero automático sin fondo que saca plata sin criterios bien establecidos (que en muchas condiciones pueden restringir la oferta de crédito), llegará un momento futuro en que, por los naturales movimientos en la política monetaria, estas personas a quienes se les entregó capital sin criterio alguno, terminarán por dejar de pagar. Y empezarán a aparecer desbalances: El banco perderá, la persona (con mucha probabilidad) dejará sus bienes y, si esto es generalizado, puede terminar en una crisis crediticia como la que actualmente viven los Estados Unidos.

En conclusión, y para no alargar demasiado algo que no le incumbe a este texto, un sistema financiero verdaderamente sano será aquel que le dé a sus usuarios y miembros estímulos fuertes para lograr equilibrios: Ni regulaciones demasiado pro-prestamista, que pueden llevar a hacer muy poco atractivo y difícil el acceso al sistema, ni tampoco muy pro-usuario, que seguramente terminarían en la falta de capital para prestar, que a su vez, llevaría a un encarecimiento desmedido y peligroso de los intereses.

Suponiendo que tales incentivos existen, y que el sistema es el adecuado, parece práctico clasificar los beneficios de un acceso al crédito y a los mercados financieros en dos: i) Ventajas en el corto y mediano plazo y ii) Ventajas en el largo plazo.

· Ventajas en el corto y mediano plazo:

En lapsos de tiempo relativamente pequeños, el sano funcionamiento del sistema financiero puede tener dos grandes efectos positivos: i) Estimulación de la demanda agregada, a través del consumo respaldado por crédito y cuando es posible que el sistema le llegue a las clases populares y medias ii) mejoramiento en la calidad de vida de estos mismos sectores sociales.

Cuando la expansión del crédito es muy generosa, grandes masas podrán endeudarse, comprar más cosas y generar empleo, así este sea de mediana duración. Un buen ejemplo para estos casos es el de Colombia y su sector automotriz: Durante los últimos 3 años, nuestro país ha gozado de buena liquidez financiera y los bancos han prestado dinero. Muchos colombianos han optado (entre otros motivos, por ejemplo la depreciación del dólar americano) por comprar un auto nuevo, y las cifras del sector han vuelto a los números negros, después de estar en rojos durante algunos años. El guarismo más elocuente es: En 1999, año de una crisis económica sin precedentes, la industria vendió menos de 70.000 autos. En 2007, la cifra superó los 250.000 y más o menos, tres de cada cuatro automóviles se compraron con algún tipo de crédito. Por supuesto, eso significó que para evitar un desajuste entre oferta y demanda, la primera se tuviera que reacomodar: Sofasa-Renault y General Motors – Colmotores aumentaron de 2 a 3 sus turnos diarios y cada una amplió su planta de trabajadores en unos 300 o 400 trabajadores. En conclusión: el crédito influyó sobre la creación de empleos.

Otro buen ejemplo, puede ser el de Isabel, la señora que alguna vez reciente le ayudó a mi mamá con los oficios hogareños. Su caso es revelador y emocionante al tiempo: Ella, por sus limitados recursos económicos no tiene casa propia, menos carro, tampoco nevera y su única posesión material parece ser un radio que la despierte para salir a trabajar todos los días desde el frío sur capitalino y un televisor pequeño para entretenerse en las noches frías, que se hacen más difíciles por el trajín laboral de todos los días. Siempre creció y vivió con la idea de que “los bancos están solo para quitarle la casa y las cositas a la gente pobre”, por lo que siempre (además de altos intereses, arrogancia, etc…) se había negado a la posibilidad de pedir un préstamo para comprar algo que le pudiera ayudar a mejorar su calidad de vida.
Imaginemos una vida moderna sin nevera. ¿Les parece posible? Bueno, a Isabel le tocaba. Tenía problemas con la calidad de los alimentos que consumía y lo que compraba no duraba. En conclusión, vivía como en algo parecido a la edad de piedra. Es de resaltar la conjugación en pasado del verbo vivir: Por la recomendación de algún vecino que se aventuró en un crédito con Codensa e impulsada por su necesidad de tener alimentos frescos y que se pudieran consumir, se arriesgó: Por intereses que son compatibles con lo que ella puede pagar, y por $80.000 mensuales, por fin cumplió su sueño de tener nevera. Sin un sistema financiero, Isabel no habría podido lograr su sueño.

Otro buen ejemplo de ventajas, puede ser el de las empresas, en todos sus tamaños. Con el acceso al crédito se pueden financiar proyectos de ampliación de planta y de mejoramiento de productividad.

  • Ventajas en el largo plazo

Si uno se limita a las ventajas de corto y mediano plazo, el sistema financiero tiene efectos que no son apreciables para la vida de un país o un territorio: Si bien es cierto que puede ser fundamental a la hora de mejorar la calidad de vida de los pobres, esto último no significa un rompimiento de los círculos viciosos de pobreza: Alguien puede tener un Televisor Plasma de 100”, pero si no gana un buen salario y tiene un trabajo formal y estable, seguirá en la penuria. Entonces, la pregunta es: ¿Qué debe hacer para romper con los círculos de pobreza? Muchos años de debates entre economistas, sociólogos y políticos parecen haber llegado a una respuesta para esa pregunta: La educación. Y tiene lógica, porque alguien capacitado puede acceder a oportunidades que otra persona que no tenga algún tipo de estudios. El problema es que a veces, los individuos no pueden costear los gastos que implican cierto nivel de educación, como por ejemplo, la universitaria. Y allí es donde el sistema financiero y crediticio puede participar activamente, prestándoles a los estudiantes. En últimas, si los pobres no podían acceder a la educación, y en algún tiempo, si podrán, significará un gran avance en materia de formación. Y los bancos habrán ayudado a reducir una de los causas de las desigualdades sociales y salariales.

Pero bueno, como es costumbre con los seres humanos, no todo es color de rosa: El capital humano no depende (como las casas o los carros) de pagar o no pagar una cuenta bancaria. De nuevo vamos al tema de las regulaciones: Si el sistema es regulado de una manera eficiente y se ingenian sistemas de titulación condicionada (no sé, se me ocurren títulos y certificados que caducan cada 6 meses y su expedición se condiciona a estar a paz y salvo con la entidad bancaria o crediticia que expidió el préstamo), se puede mejorar mucho.



[1] Se asume por sistema financiero, el sistema financiero bancario (SFB). Se asume el sistema financiero no bancario, como los mercados de acciones y renta, como soporte muy importante a la estabilidad y sostenibilidad del SFB.

2 comentarios:

Skeptical Pony dijo...

egoista!....
ok, no

buen articulo man, interesante

Teri dijo...

mui buen articulo!!!
FELICIDADEZ!!!si fuera kien organizara el concurso te daria el primer lugar!!!salu2...