Cuando el humor deja de ser simplemente humor


No voy a decir que la carictura no es polémica, o que incluso una reacción a ella no sea algo necesario. Pero creo que la intensidad de la reacción del gobierno y de la federación de cafeteros pone a pensar, a cuestionarse qué tanto el humor es una de las primeras víctimas del patriotismo vehemente. No pienso que los representantes de la federación de cafeteros obren mal al denunciar el contenido de esta caricatura, ese es su trabajo, pero la queja que se ha presentado parece tener una dimensión diferente a la de esperar, a la que sería casi obligatoria. Esta queja es ciega a la gracia y a la pertinencia de la caricatura, aunque su pertinencia sea calumniadora y arbitraria. Lo paradójico, es que mientras algunos se indignan, una noticia de primera plana del día de hoy en el espectador trata sobre las acusaciones que ha recibido Jorge 40 por el asesinato de dos sindicalistas de la multinacional Drummond. Tal vez la caricatura es difamadora y "mentirosa", pero ha tenido un efecto que ninguna otra denuncia haya tenido.
Yo estoy seguro que la Federación de Cafeteros es transparente, pero pensemos que Juan Valdez es más que una marca o una imagen corporativa que inspira patriotismo. Pensemos que Juan Valdez es cualquier sindicalista asesinado. De ese modo, la ficción de la caricatura no parece tan difamatoria o insulsa.

1 comentario:

Enrique Jaramillo dijo...

Pos me parece desmedida la reccion a la caricatura.
Y aqui entre nos, la misma goza de cirto ingenio atrevido, que es lo que hace falta en las caricaturas cotidianas.