Sobre la crisis de alimentos

Bueno, el tema de moda en todo el mundo es, en definitiva, el la crisis mundial de alimentos. Probablemente esté teniendo un momentum como lo tuvo el tema del calentamiento global con el documental de Al Gore. The Economist le sacó portada la semana pasada, Chávez ya vaticina guerras mundiales y Wal-Mart, mediante Sam's Club, hizo el primer racionamiento de comida en toda la historia de los Estados Unidos. Y bueno, al parecer es un tema verdadero que va más allá de el gran show mediático que tiene en estos momentos. La causa es, al parecer, la nueva gran demanda por vegetales por la nueva ola de los biocombustibles. Para solucionar el problema, hay algunos que optan por emitir opiniones demasiado optimistas: Que coman los niños, no los carros, dice Daniel Samper Pizano en su última columna. Y bueno, pueden tener razón. Sí, pero los costos económicos de hacer eso pueden ser muy perjudiciales para todo el mundo (con qué van a prender los barcos, aviones y camiones que llevan la comida?). Es Como la reina de belleza que dice que quiere acabar con la pobreza en el mundo y propone expropiar a todas las compañias de Wall Street y repartir la riqueza como Aristóteles quisiera. En últimas, esto es bello, pero imposible. Poético, pero irreal.

En todo caso, yo creo que el papel de responsables está en los países desarrollados: Sí, una vez más. Mi punto es que ellos pueden hacer que los países en desarrollo vuelvan a producir alimentos a borbotones brindándoles más competitividad en los mercados internacionales de comida. Esto es, en palabras de político, volver de nuevo rentable al campo.
La cosa puede empezar por bajar o eliminar los gigantescos subsidios que los Estados Unidos y la Unión Europea brindan a sus agricultores o reducir los aranceles con los que son gravados nuestros productos al ser importados. Estas distorsiones en los precios hacen que nuestros productos sean menos competitivos, los negocios menos rentables (o bueno, son rentables?) y los inversionistas se vayan de nuestras tierras. Eliminados o disminuidos estos inconvenientes, y con los precios altos como ahora, la agricultura en muchos lugares podría volver a ser. Y la oferta crecería, los precios podrían darse un respiro y, los carros y niños podrían comer.

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